Posiblemente el error más frecuente que se encuentra en todo tipo de trabajo científico es el uso incorrecto de las referencias y de las notas bibliográficas. Y esto responde a una razón muy sencilla: se trata de los elementos más convencionales de todos (es decir, definidos por convención, que no siguen una regla lógica intuitiva) y es muy raro que esta convención sea enseñada o aprendida.
El mejor método para aplicarla sin errores es tener una guía (como esta, por ejemplo) a la hora de detallar la bibliografía de un texto.
Lo que hay que pensar es que cada vez que se cita textualmente o se parafrasea una idea obtenida de algún otro texto que no sea el que se está escribiendo, lo ideal es mencionarlo inmediatamente, para que el lector pueda comprobar que efectivamente ese autor dijo eso y no otra cosa. A menudo se trata de meras formalidades, pues no son muchos quienes consultan detenidamente los textos referidos, pero de todas formas son completamente imprescindibles para alcanzar los requerimientos formales esperados. Si se expone la idea de un autor sin citarlo pertinentemente se corre el riesgo de caer en el plagio, un problema legal para el autor, y de credibilidad para el texto.
Para ir al punto: en un texto se cita a otro autor. A continuación se puede poner una nota al pie o un paréntesis. Si se trata de una idea, basta con poner el apellido del autor y el año del texto del que se obtuvo la idea. Si se trata de un fragmento textual, se incluye también el número de página y también se puede incluir el nombre del artículo o libro al que se está haciendo referencia. Luego, se va al índice bibliográfico y allí (y no entre paréntesis o en la nota al pie) se colocan todos los datos del libro de donde se obtuvo la cita. ¿Cuáles son todos los datos? Apellido y nombre del autor o los autores, título de la obra, editorial, año de edición [entre corchetes puede ubicarse el año de la primera publicación] y ciudad a donde fue impreso. Estos datos pueden separarse tanto por puntos como por comas.
Algunas aclaraciones:
- El índice bibliográfico se coloca en orden alfabético, definido por el apellido de los autores. Se aconseja que los apellidos estén escritos en mayúsculas.
- Siempre las obras van en cursiva y sin comillas, mientras que las partes de las obras van en letra común y entrecomillados. Esto es: los libros, las películas, los discos, los diarios, las revistas, etcétera, van en cursiva; los capítulos, cuentos, artículos, canciones, escenas, charlas, etcétera, van sin cursiva y entre comillas. Si se cita alguno de estos últimos, se suele poner: PÉREZ, José. “Cómo se reproducen las flores” en Flora y fauna… O, incluso, si el libro no es suyo, podría decir “en SÁNCHEZ, Pedro y otros, Flora y fauna…”
- Si no se tienen datos de la fecha de la publicación, se coloca “s/f”. Si no se tienen datos sobre cualquier otro ítem, se pone “s/d” en el lugar en el que iría ese ítem.
- Si la ciudad en la que fue impreso presta a confusión, se puede incluir el país. Si no, no. Ejemplo: “Córdoba, España” – “Córdoba, Argentina”, pero “Ciudad de Buenos Aires” solo. (Si sólo figura el país, hay que poner solamente eso).
- El orden de los ítems puede variar ligeramente, pero siempre se recomienda mantener primero al apellido del autor, luego el nombre y después la obra. Lo que es una condición obligatoria es mantener el mismo orden a lo largo de todo el índice.
- Generalmente todos estos datos se encuentran en las primeras páginas de los libros. El lugar y/o el año de publicación muchas veces aparecen en la última página impresa.
Esta formalidad de las citas puede resultar sumamente sencilla o puede generar muchas complicaciones innecesarias. Lo ideal es tener en claro desde el primer momento de la escritura cómo se resolverán las citas, y mantener SIEMPRE el mismo formato. Ante cada nueva voz o idea de otro autor incluida, hay que poner la referencia correspondiente (en el momento) e incluir todos los datos del material utilizado en la bibliografía. Si esta tarea se deja para el final, es probable que se mezcle la información, que falten libros, o que genere una excesiva dificultad para algo que debería ser una mera formalidad, útil para el lector ávido de nuevas lecturas y para el escritor ávido de encontrarse en las listas bibliográficas (tanto para asegurarse de que no le están robando las ideas como para inflar su ego de escritor).
Sobre sitios web
En cuanto a las citas a textos obtenidos directamente desde la web, la convención todavía no es del todo clara, debido a su relativa novedad, por un lado, y a que los links pueden llevarnos un día a un lado, y al día siguiente dejar de hacerlo (es decir, sus referencias de ubicación son muy fluctuantes).
Desde aquí, podemos recomendar el siguiente formato:
SCHEINES, Nicolás, “Referencias y notas bibliográficas” en el blog del sitio web De la ortografía y otros demonios (www.ortografiaydemonios.com.ar), publicado en abril 2011. Enlace al momento de la escritura del presente trabajo: https://ortografiaydemonios.com.ar/2011/05/referencias-y-notas-bibliograficas/
Además, dejamos el modelo de un par de citas, para tener en cuenta:
DENEVI, Marco. Los asesinos de los días de fiesta. Emecé. 1972. Buenos Aires.
SARTRE, Jean Paul. “Qué es escribir” en ¿Qué es la literatura? [título original: Situations, II]. Losada. 2008 [1948]. Argentina.