En febrero de 2024 hicimos un ajuste sustancial al precio de nuestros libros, que es incluso una revaluación de nuestro modelo de negocio en tanto OyD Ediciones y del objeto libro como mercancía, y no nos parecía justo dejar este cambio sin una explicación que sirva como divulgación sobre cómo funciona la industria editorial en general, y nuestra editorial en particular.
A nadie escapa que para esta época se dio un nuevo salto en la lógica inflacionaria del país. En el momento de redacción de este texto, sobre el final de enero, las proyecciones inflacionarias eran de entre el 20 y el 25 por ciento mensual, lo que provocó, entre otras cosas, la imposibilidad de fijar un precio de referencia para nada: no hay nadie capaz de decir, en promedio, cuánto vale un alfajor, un café, una remera o incluso un libro. En lo que nos compete a nosotros, que es el libro, los hemos visto desde los $6.500 hasta los $35.000, siempre hablando de libros nuevos y de formato estándar (es decir, sin imágenes, en blanco y negro y de tamaño 15 x 21 aprox.). En OyD Ediciones al momento de escribir el texto nuestros libros iban desde los $6.500 los dos más económicos a los $13.900 el más caro (y solo otro superaba los $10.000, límite que la enorme mayoría de los libros de otras editoriales han superado y, en muchos casos, holgadamente).
A fines de diciembre enviamos a reimprimir libros: pagamos a la imprenta $4.850 cada ejemplar de un libro de 218 páginas, que valía $9.900 en ese momento. Digamos, para simplificar, que la imprenta se llevó el 50 % de un libro de $10.000. Todos los contratos que tenemos firmados con nuestros autores incluyen una percepción de regalías de entre el 15 y el 20 % (en este caso, es del 20 %). Estas regalías están por encima de los valores de mercado, pero esto tiene una lógica: en nuestra editorial, que sigue el modelo de la autopublicación, los autores financian la publicación de sus libros pagando los servicios integrales de edición, con lo cual parece justo que perciban unas regalías mayores. También es justo que, en un contexto inflacionario, las reciban cuando se producen las ventas, y no semestralmente, tal como está fijado en los contratos y como es el patrón de la industria: esta modificación la vamos a implementar desde este año en adelante.
Una receta ya vieja de la industria decía que el PVP (precio de venta al público) se fijaba a partir de multiplicar por 7 el costo de producción del libro (se refiere únicamente a la producción física, es decir, a la impresión, ya que un libro tiene muchísimos otros costos asociados que exceden los del papel y la tinta). Según esta lógica, este libro que tomamos de modelo debería tener un PVP de $33.950, volviéndolo comercialmente inviable (a los precios actuales, nadie lo compraría). Esto, que hoy es inviable, tenía un sentido: en una cadena tradicional del libro, además del costo de producción y de las regalías, hay que sumar un 40 % del PVP para la librería y un 20 % para la distribuidora (más allá de los arreglos particulares, estos son los porcentajes generales que se suelen manejar). En OyD Ediciones no trabajamos con la lógica tradicional de distribución en librerías por diversos motivos, pero de hacerlo, nos sería imposible pagar estos montos. Así y todo, nuestro modelo de venta directa también incurre en gastos. Sin contar los propios gastos de estructura (pago de impuestos, alojamiento web, tienda online, gastos administrativos, comunicación, etc.), en el mejor de los casos una persona compra el libro, paga a través de una transferencia bancaria, y retira por la puerta de la editorial sin solicitar packaging. En esa venta, más allá de la coordinación y la logística, la editorial alcanza una ganancia del 30 % del PVP. Pero no es la operatoria más común. El libro puede ser pagado a través de MercadoPago, lo que tiene un costo de 8,47 % para recibir el dinero en el día, o de 5,43 % a los 10 días, pero ya comentamos el tema de la inflación… Este porcentaje se cobra sobre el total de la transacción, con lo cual si la persona solicitó un envío, el costo será aún más alto. Ante la necesidad de envío se suma la posibilidad de que el envío sea más caro de lo que se cobró (el monto es fijo y estimado) y el packaging, que hoy no baja de los $100 (un 1 %, todo suma), además de la gestión (generar el envío en sistema, llevarlo al punto de recepción). En este caso, la ganancia en el famoso libro de $10.000 es del 20 %. Si la venta es por MercadoLibre, al costo de MercadoPago hay que agregarle un 10 %, y la ganancia, entonces, es de apenas el 10 % (y, no debemos olvidar, para un producto de bajo precio; en este caso, $1.000, que no alcanza para comprar un café en la actualidad). Y si se vende a través de una de las dos librerías donde se encuentran los libros de OyD Ediciones, estos gastos no corren, pero sí sus comisiones, del 35 % por un convenio amistoso que hemos hecho: la ganancia en estos casos sería de ─5 % (sí, es negativo; en este caso, la cuenta solo tiene sentido por la exposición que dan las librerías y la comodidad que tienen los lectores para adquirir los libros).
Este texto no persigue inscribirse en el género de “queja”, sino que busca contribuir a comprender mejor el campo cultural desde su óptica menos habitual: su inscripción en el mercado y sus costos. En un contexto por demás agitado, en el que una de las normas parece ser la revisión de prácticas habituales (la metáfora de “barajar y dar de nuevo” luce adecuada), transparentar el funcionamiento del mercado editorial en general y el de OyD Ediciones en particular nos parece una intervención útil para los/as lectores/as y escritores/as que quieren saber más sobre este proceso, y también un gesto de honestidad intelectual/empresarial para explicar el porqué de estos nuevos precios, que exceden la mera actualización inflacionaria.
Volviendo, entonces, al origen de la cuestión, surge la primera pregunta: ¿Por qué es tan caro imprimir un libro? Más allá de la inflación argentina y la inflación mundial (que explotó luego de la pandemia y que en Estados Unidos llegó a ser del 8 % en 2022), en el mundo de los insumos para la producción de libros se dio un aumento aún mayor en las tintas y, en especial, en el papel, un commodity que creció a altísimas tasas a causa del aumento del e-commerce, que demanda muchísimo cartón para los envíos (y cuya fuente primaria, la celulosa, es la misma que la del papel) y de la energía, a raíz de la guerra en Ucrania (para más detalles, aquí hay un buen resumen). Este cóctel hizo que, cuando imprimimos el mismo libro que estamos tomando de ejemplo, en el nacimiento de la editorial (agosto de 2019), nos costó $149 cada ejemplar, es decir, $2.283 a valores de enero de 2024 (calculados con esta herramienta), menos de la mitad de lo que sale hoy. Es necesario hacer la salvedad de que en aquella oportunidad imprimimos 100 y ahora reimprimimos solo 10, pero con la imprenta que trabajamos actualmente las diferencias entre imprimir 1 ejemplar o 100 son bastante reducidas (en vez de $4.850, serían $3.517 cada ejemplar, aún lejos de los $2.283 equivalentes del 2019). Además, imprimir más conlleva un costo oculto en el que no nos vamos a centrar ahora, que es el manejo de stock: hay que tener espacio para almacenar la producción, hay que tener espalda financiera para poder hacer la compra en cantidad y hay que considerar el costo de los ejemplares no vendidos, y quizás eventualmente destruidos.
Nuestro modelo de trabajar con stocks mínimos no va a cambiar. La distribución en librerías parece una quimera con nuestros márgenes y el movimiento reducidísimo que alcanzan los libros en general y los libros de autopublicación en particular. Asimismo, sabemos del valor intangible e inestimable de nuestros productos, porque lo vemos cada vez que publicamos un libro: la satisfacción de los autores de que sus ideas cobran materialidad, de que son bien recibidas por sus lectores, de que existen y no solo eso: de que perdurarán, de que un libro en papel podrá ser leído dentro de 100 años por quien se tope con él. No vamos a dejar de hacer libros, no vamos a dejar de creer en el dispositivo tecnológico “libro en papel”, también conocido como códice. Simplemente decidimos ponerle el precio que vale, tanto en términos materiales como inmateriales. Para quienes consideren que este valor es excesivo y sientan que no lo pueden pagar, ofrecemos tres caminos a seguir:
- Reconsiderar el precio de otros elementos de la economía, como una remera o un plato de comida en un restaurante: en general, un libro se sitúa en torno a o incluso por debajo de estos ítems, y muchas veces brinda cosas mucho más duraderas e interesantes.
- Volcarse a la lectura digital. Todos los libros de OyD Ediciones están disponibles en ebook, y hoy en día casi todos los libros nuevos de distintas editoriales se publican en estos formatos, que antes solían costar la mitad de un libro físico, pero hoy, dado lo que hemos contado del libro en papel, las diferencias entre formatos se hicieron mucho más importantes: además, no hay necesidad de envío y la posibilidad de lectura es inmediatamente posterior a la compra. Y, para quienes no son habitués, sepan que no es necesario un Kindle para leer libros digitales: desde PC/MAC, celular o tablet se leen muy bien, y son ideales para lecturas ágiles (en reemplazo del scrolleo en redes sociales) o de estudio (para buscar cosas puntuales y hacer uso de citas).
- Pueden escribirnos a contacto@oyd-ediciones.com.ar indicando qué libro quieren y cuánto querrían pagar por él: porque existe el mercado, pero no es nuestro único rector, y no pensamos dejar a nadie que quiera leer sin el libro que quieren.