Lo de «nueva» responde más al fetiche del número redondo que a otra cosa. Un número con tres ceros finales, como no sucedía desde el último año del siglo que era representado apenas por una marca, una X. El número «2000» parece tener la belleza suficiente (y si no, ¿qué importa?) para simbolizar la escisión entre lo nuevo y lo no-nuevo. Por eso, aquí se van a comentar libros escritos a partir de este mágico año. Sólo por si alguno lo necesita, uso una cita de autoridad que me avale en esta decisión arbitraria, encontrada luego de haberme hecho la cabeza del número (año) 2000 como símbolo del nuevo comienzo: «Algún día los sociólogos e historiadores de la cultura deberán explicarnos por qué durante el año 2000 pudo sentirse algo así como un renacimiento de la ficción argentina», dice Daniel Link en un artículo de ese año. Ok, nosotros empezaremos por allí entonces.
«Narrativa» porque es lo que puedo leer críticamente. Los ensayos están todo el tiempo queriendo decir algo; su crítica está implícita en lo que dicen, y con el simple paso del tiempo se desbaratan o se canonizan solos. Manuales, periodismo «de investigación», guías de la ciudad, agendas y otros géneros que vienen encuadernados sólo me resultan útiles o me producen gracia, así que nada puedo escribir sobre ellos. (Y lamento decir que también me creo incapaz de escribir sobre poesía, pero allí por dificultades propias). Huelga decir que soy vago, que «narrativa» puede significar muchas cosas, y que acá la limito a piacere, pienso a la vieja usanza, como obras de ficción que en algún momento habíamos elegido llamar cuentos, novelas y hasta nouvelles (esto último porque «novela corta» nunca pareció convencernos a los hablantes del castellano).
«Argentina» porque es lo que conozco, lo que tengo más a mano, y sobre todo, porque la considero levemente abarcable (sobre todo, en comparación con la de otras naciones u otros corpus), con sus breves siglos de historia y su lenguaje, que me resulta tan familiar.
Y va a ser en 4 párrafos por varias razones de suma importancia: 1. el 4 es mi número de la suerte; 2. porque Internet, a diferencia de las publicaciones impresas, no ofrece medidas, y ese horizonte infinito me asusta; 3. porque en 4 párrafos tengo lugar para una introducción, un desarrollo y un cierre, y hasta me queda un párrafo comodín, y todos sabemos lo lindo que es recibir un comodín en cualquier juego que sea. 4. Porque desde que tengo 18 años mi vida se vio reglada por un principio que no abandono, que es: «un párrafo, una idea; una oración, una información que aporte algo para componer esa idea»; desde entonces, sólo puedo pensar mi vida en oraciones y párrafos, y no me parece mal usarlos como medida para escribir, en lugar de los incontables caracteres, las bulliciosas palabras y las regladas líneas.
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