Encontranos en Instagram

A partir de ahora (febrero de 2018) cambiamos de formato: en vez de publicar entradas en nuestro blog, comentamos libros en nuestros posteos de Instagram y hablamos de ortografía y de diversos asuntos de la escritura en las stories de Instagram. Seguinos en www.instagram.com/ortografiaydemonios/

El blog sigue activo, como archivo de todas las notas que hemos publicado desde 2010, y como espacio para, eventualmente, volver a publicar textos más extensos.

 

¡Nos vemos en Instagram!

En caso de una justificación más extensa, escribimos esta pequeña despedida, que también sirve de manifiesto:

NUEVO TEMA Y NUEVO TONO

Hicimos durante 4 años una sección que nos gustó mucho hacer. Ahora nos toca hablar de un nuevo proyecto que vamos a encarar. Es nuevo por los temas a abordar, por la extensión, por los objetivos y por el tono. Esto que llamamos internet es siempre lo mismo, pero cambia. El numeral, ese signo olvidado que aparecía en el teléfono para completar la tríada con el asterisco y el cero, hoy es omnipresente, y casi no existe palabra en la red que no sea antecedida por uno de #estos. Antes uno se sentaba en el escritorio del lugar de la casa destinado a «la compu», la prendía, esperaba todo el tiempo del mundo hasta que arrancaba, y en general abría un Word o un Excel. Luego, Outlook. Uno, dos, tres mails. Spam. Conectarse a Internet Explorer, abrir una página, luego otra, quizás una tercera. Leer. Esperar a que cargue la página, elegir lo que leer, y leer.  Hoy, si no está en un video de un minuto no vale, no sirve ningún texto sin hashtags, todo lo que se escribe busca atraer público, etc. Abrimos mil pestañas, leemos en el subte, en el tren, en el baño, en la calle, en los semáforos, online las 24 horas, etcétera.

Inmersos en esta vorágine, nuestros textos sobre literatura argentina contemporánea («Nueva Narrativa Argentina en 4 párrafos» dimos en llamarle) intentaban ser amigables, pero podían resultar densos, cargados de sentido, comprimidos a más no poder para poder apiñar toda la información en los 4 párrafos que nos planteamos la primera vez para no irnos por las ramas. Fue un límite forzado: la mayoría de las veces nos engañábamos a nosotros mismos, elidiendo puntos y aparte que hubiesen correspondido.

Esas microcríticas literarias nos sirvieron especialmente para entender un poco qué fue lo que se estuvo escribiendo en el país durante los últimos años. No fue una investigación académica ni tuvo la exhaustividad que hubiese hecho falta para sacar verdaderas conclusiones, pero sí nos permitió armar un panorama general a partir de algunos fragmentos —muchas veces digitados por el azar— de los miles de libros publicados en los últimos 17 años en el país. Leímos en total 46 libros (además de los muchos que leímos y no reseñamos y de todo lo que investigamos para cada una de las entradas) y el proyecto, que parecía infinito, pronto se fue diluyendo. No perdimos el interés en esta literatura de nicho (si toda literatura es de nicho, la argentina contemporánea la es especialmente), pero creemos que ya es tiempo de pasar a otra cosa.

Esta entrada es un cierre de un estilo que veníamos usando hasta aquí, de explicaciones y muchos argumentos. A partir de ahora vamos a escribir más simple, más breve. No vamos a tener los ojos divididos entre nuestros lectores posibles: academia, potenciales clientes, lectores ocasionales, escritores, «público en general», nosotros mismos. Vamos a ir por un camino nuevo, que es el de las recomendaciones de textos inesperados. Vamos a recuperar nuestra pasión por el objeto-libro, hablando de libros antiguos y novísimos, argentinos y de otros lares, sin un orden, sin una búsqueda recóndita, sin un objetivo particular. Vamos a armar series literarias, y también vamos a crear historias en el lenguaje de Instagram. Historias que no dicen nada nuevo, pero que servirán como una «traducción de lenguajes», un modo de acercar a un público que ahora escribe (y publica) más que nunca a una normativa que suele ser poco amigable en su presentación.

Vamos a ver si somos capaces de adaptarnos a los tiempos que corren, a la fugacidad de las redes, que implica también lo efímero de este cementerio eterno que parece internet.

Con este circunloquio que es nuestra despedida de la escritura libre —sólo en este ámbito— presentamos en sociedad nuestra migración hacia Instagram. No vamos a ser exhaustivos, no vamos a ser eruditos. Vamos a intentar ser instragrameros, cool, nos vamos a subir a la ola de lo instantáneo, lo bonito y lo efímero que exige el mundo, pero dejando en claro con este manifiesto que nuestro intento será tan sólo una claudicación online en busca de adaptarnos a los tiempos actuales, una forma de vestirse a la moda según la nueva hegemonía vigente desde por lo menos 2015/16. Estas publicaciones sobre temas que verdaderamente nos interesan traerán consigo un tono en el que resonará el grito de Babasónicos: «Fiesta de farsantes de la espuma social / invitame a pasar». Nos pondremos nuestro mejor traje, a ver si nos dejan entrar al evento.

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